En el ámbito de la programación, diseño y desarrollo de sitios web, es muy común atender a clientes que no saben lo que quieren y no podemos culparlos porque no es el oficio al que se dedican. Sin embargo, dice el refrán que en la ciudad de los ciegos, aquel que sea tuerto es el rey, esto demuestra lo vulnerables que podemos llegar a ser cuando dependemos de alguien que conoce un tema que nosotros no.
De lo anterior, se deriva la relevancia de poseer tales conocimientos, pero además de sernos útil para saber qué debemos esperar del trabajo de un desarrollador, también lo es ayudándonos a evitar que, a causa de una confusión, pidamos ejecutar un proyecto que no necesitamos.
Dicha equivocación, ocurre con frecuencia a quienes requieren un sitio web para móviles y aquellos que contratan el desarrollo de una app. Probablemente esto se deba a que en ambos casos el producto será disfrutado en un mismo equipo o bien, al aspecto similar que en ocasiones presentan.
Pero no debemos sentirnos mal al respecto; una empresa de desarrollo web no es como aquellas que se dedican a la venta de ropa, flores o alquiler de carpas precios económicos, donde a simple vista elegimos acertadamente lo que deseamos.
Aunque el proyecto es un producto, el servicio es similar al prestado por abogados, médicos o psicólogos y le corresponde al experto saber lo que nosotros desconocemos, por eso los contratamos en primer lugar.
En todo caso, conviene que aprendamos a diferenciarlas porque además de ayudarnos a pedir el servicio adecuado, sabremos cuál de ellas es la más idónea para alcanzar nuestros objetivos. En este sentido, existen tres factores básicos que las distinguen, a saber:
- Formas de acceso: en el caso de un sitio web, la manera en la que llegamos a él es a través de una URL y una conexión a Internet. En cuanto a la aplicación, su ejecución depende de que la descarguemos en el smartphone o tablet y al quedar almacenada, generalmente, no es preciso ningún elemento adicional.
- Objetivos: aunque ambas permiten la interacción con el usuario, las apps tienen por finalidad mejorar el optimizar el funcionamiento del equipo o facilitarnos algunas tareas. Una página en Internet, por su parte, ofrece mayores alternativas, siendo un medio de información, comercialización, promoción, entretenimiento, formación, entre otros.
- Configuraciones: cuando se trata de páginas con un diseño adaptable, las actualizaciones se ejecutan automáticamente, en el caso de las apps, por el contrario, es menester la autorización del usuario.
Seguramente si le preguntamos a un desarrollador, nos enumerará muchas más diferencias entre una y otra, no obstante, estas tres nos permitirán determinar cuál es el proyecto que nos conviene emprender.
